En la cáscara y la pepa del aguacate, no solo se esconde parte de su potencial industrial para elaborar aceites y productos medicinales y de belleza como champús, lociones o cremas.
Un trabajo de investigación realizado dentro del GIPA (Grupo de Investigación en Procesos Agroindustriales) de la Universidad Nacional, que obtuvo el segundo puesto en la modalidad de “Póster”, del reciente FIA INNOVA 2023, entrega un aporte valiosísimo, consistente en obtener envolturas biodegradables que podrían proteger o separar alimentos, con lo que se reduce el impacto ambiental y se abren nuevas posibilidades frente al uso de plásticos derivados del petróleo en diferentes aplicaciones industriales.
Los investigadores unieron harina de semilla de aguacate y extracto de remolacha y obtuvieron una película biodegradable para conservar alimentos, que tiene la ventaja de presentar barrera a la luz, es decir que retardaría la maduración o rápido deterioro del producto.

La estudiante Laura Leguizamón Cardona, de la Maestría en Ingeniería Agroindustrial, quien lideró este proyecto, destacó como uno de los principales resultados “la sensibilidad al pH en las envolturas con extracto de remolacha, debido a la presencia de betalaínas que le permiten actuar como bioindicador colorimétrico, ya que es estable a niveles ácidos, y cuando este cambia, el color de la película también lo hace. Esto implica que cuando el alimento se esté degradando, las películas van a cambiar de color”.
La profesora Margarita María Andrade Mahecha, integrante del GIPA, afirma que su pupila se basó en la formación de envolturas biodegradables obtenidas a partir de una solución que contenía agua, almidón, glicerina, celulosa y extracto de remolacha sometida a secado en superficies antiadherentes. Las películas se evaluaron en términos de propiedades mecánicas, barrera a la luz y solubilidad en agua.
En estudios anteriores realizados por el GIPA se evidenció que después de deshidratar, moler y tamizar la semilla del aguacate, su contenido de proteína es de alrededor del 3,7 %, es buena fuente de fibra soluble e insoluble (19 %) y es rica en almidón con más de 60 %. “Un compuesto interesante para quienes exploran fuentes renovables de polímeros”, destaca la profesora Mahecha.
Estas investigaciones han allanado el camino para explorar fuentes naturales de compuestos antioxidantes y antimicrobianos, entre ellos extracto de remolacha, oleorresina de clavo, pimienta negra, nuez moscada, aceite esencial de ajo, orégano y cúrcuma, entre los trabajos más recientes.
Fuente: Agencia de Noticias Unal.